Plaza Ché, Universidad Nacional:
27 de agosto de 2009
27 de agosto de 2009
El derecho universal al duelo ha sido vulnerado por las diferentes expresiones de la violencia,
dejando a miles de familias sin la posibilidad de velar a sus muertos.
Millones de personas siguen viviendo con un duelo inconcluso.
¡Por el derecho al duelo!
El jueves 27 de agosto nos encontramos a las 11:30 am en la Universidad Nacional. Se dio inicio al golpe con una chica que tocaba el violín en la mitad de la plaza Ché, mientras los demás empezábamos a demarcar con tiza nuestras respectivas zonas de duelo, a las 12:00 declaramos con nuestras voces la zona de duelo, tratando de hacer visibles diferentes tipos de duelos inconclusos e invitando a la gente que pasaba a que declarara su propia zona de duelo. Cada zona de duelo fue distinta, algunas hacían duelo por la desaparición de vidas humanas y otras por la de instituciones sociales (la universidad pública); algunas afirmaban duelos colectivos y otras duelos personales; algunas representaban el objeto de duelo mientras otras ofrecían un espacio ritualizado en que su ejercicio fuera posible; algunas representaban los lugares de duelo en la geografía nacional y otros en la del cuerpo. Varias personas que pasaban por la plaza se unieron al golpe escribiendo o dibujando sobre el piso sus propios duelos; al ver que varios transeúntes se empezaban a unir, el golpe se extendió casi dos horas. Sobre la plaza quedaron demarcadas las diferentes zonas, con preguntas, con dibujos y símbolos de todo tipo que daban testimonio del intento colectivo de crear un espacio donde el llanto fuera posible en medio de la rapidez cotidiana y la avalancha de sucesos que nos impide procesar nuestros dolores. En últimas se trató de un espacio en el cual detenerse para conmemorar con otros aquello que como individuos y como sociedad nos duele.
dejando a miles de familias sin la posibilidad de velar a sus muertos.
Millones de personas siguen viviendo con un duelo inconcluso.
¡Por el derecho al duelo!
El jueves 27 de agosto nos encontramos a las 11:30 am en la Universidad Nacional. Se dio inicio al golpe con una chica que tocaba el violín en la mitad de la plaza Ché, mientras los demás empezábamos a demarcar con tiza nuestras respectivas zonas de duelo, a las 12:00 declaramos con nuestras voces la zona de duelo, tratando de hacer visibles diferentes tipos de duelos inconclusos e invitando a la gente que pasaba a que declarara su propia zona de duelo. Cada zona de duelo fue distinta, algunas hacían duelo por la desaparición de vidas humanas y otras por la de instituciones sociales (la universidad pública); algunas afirmaban duelos colectivos y otras duelos personales; algunas representaban el objeto de duelo mientras otras ofrecían un espacio ritualizado en que su ejercicio fuera posible; algunas representaban los lugares de duelo en la geografía nacional y otros en la del cuerpo. Varias personas que pasaban por la plaza se unieron al golpe escribiendo o dibujando sobre el piso sus propios duelos; al ver que varios transeúntes se empezaban a unir, el golpe se extendió casi dos horas. Sobre la plaza quedaron demarcadas las diferentes zonas, con preguntas, con dibujos y símbolos de todo tipo que daban testimonio del intento colectivo de crear un espacio donde el llanto fuera posible en medio de la rapidez cotidiana y la avalancha de sucesos que nos impide procesar nuestros dolores. En últimas se trató de un espacio en el cual detenerse para conmemorar con otros aquello que como individuos y como sociedad nos duele.
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