Discusiones sobre el duelo

martes, 1 de diciembre de 2009

Colectivo Memoria en Movimiento


Duelo 1
(Del b. lat. duellum, guerra, combate).
1. m. Combate o pelea entre dos, a consecuencia de un reto o desafío.
2. .m. Enfrentamiento entre dos personas o entre dos grupos. Duelo dialéctico. Duelo futbolístico.
3. .m. desus. Pundonor o empeño de honor.

Duelo 2
(Del lat. dŏlus, por dolor).
1. m. Dolor, lástima, aflicción o sentimiento.
2. m. Demostraciones que se hacen para manifestar el sentimiento que se tiene por la muerte de alguien.
3. m. Reunión de parientes, amigos o invitados que asisten a la casa mortuoria, a la conducción del cadáver al cementerio, o a los funerales.
3. m. Fatiga, trabajo. U. m. en pl.

Duelo 3 (Por Maite)
Entiendo el duelo como una experiencia y una acción. En el primer caso, el duelo supone la experiencia traumática de un acontecimiento, esto es, de los efectos erosivos de un evento u una conjunto de eventos, entre otros planos, en el de las concepciones, las representaciones y, más allá, del sentido. Un duelo colectivo es, por lo tanto, la ruptura que los miembros de una comunidad experimentan —más que sobre el tejido social— sobre el sistema de creencias, representaciones y valores en que tal tejido social descansa. En el segundo caso, por su parte, entiendo el duelo como un esfuerzo de los seres humanos por restablecer el control simbólico de nuestras vivencias, es decir, por definir el modo en que experimentamos —esto es, significamos— lo que nos ocurre. En este sentido, hacer duelo es un modo de hacer memoria: inscribir en el presente el significado que creemos que nuestro pasado debe tener en el futuro. Un ritual de duelo, por su parte, es un acto de afirmación moral ante nosotros mismos y ante los otros; al hacer duelo conmemoramos lo muerto (en el caso de un asesinato, junto a al difunto, el valor de la vida) y execramos lo que causó su muerte (más que al asesino, el asesinato).

*
Lucía dice:
Maite: tal vez vale la pena incluir en tu descripción la dimensión física del duelo. He visto que éste pasa muchas veces por la recuperación de los cuerpos o por una experiencia material que le permita a los dolientes una forma de contacto con aquello que no está, esto es, no solo el ser querido, que pervive en la memoria, sino literalmente su cuerpo, su cara... Tal es el caso de Trujillo, por ejemplo.

Lo otro que a lo mejor se pueda explorar un poco más es la vivencia del duelo que no es "en primera persona", digamos. Es decir, en qué medida el duelo (y no sé si esto aplique solamente para contextos de guerra, o si se podría extender a la vida misma) concierne a toda una comunidad, y no solo a los "dolientes directos", cuyo dolor sale del cuarto oscuro de su memoria y se reúne con otros a la luz de los nuevos presentes compartidos. ¿Constituye este encuentro una forma, una experiencia particular de duelo? Y... ¿para quiénes?
Por ejemplo, en el caso de un performance doliente, como imagino que será el de la propuesta para el cierre del taller... ¿en qué consiste allí el duelo? ¿A quién va dirigido, a quién habla, de qué modo? ¿Qué es lo que suscita, en quiénes, de qué modo?

Seguramente las respuestas a estas inquietudes están tácitas en el párrafo "El duelo". En esa medida, esta intervención obedece no a una carencia en el texto mismo, sino a la voluntad de "aterrizar" un poco más la reflexión en las condiciones materiales de una vivencia (la del duelo, y la del "duelo ajeno") que, en mi caso, resulta aún ajena. La idea de estas líneas, entonces, no es incidir en la redacción, sino aportar a la experiencia que está en cocción para el taller (y a lo mejor, a la reflexión que Maite trae de tiempo atrás al respecto).

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